Las perturbaciones socioeconómicas desencadenadas por la pandemia de COVID-19 y el conflicto en Ucrania, no solo han puesto a prueba la ya limitada financiación para el desarrollo, sino también mercados e ingresos laborales y sistemas de protección social, haciendo peligrar la consecución de los objetivos de la Agenda 2030 ya que la pobreza en el mundo ha aumentado por primera vez en veinte años.
Tal retroceso ha subrayado la necesidad de centrarse en la dimensión social de la Agenda 2030 para un crecimiento económico más sostenido, sostenible e inclusivo. A nivel de país, esto requiere una estrategia de recuperación socioeconómica más centrada en las personas, que promueva un empleo pleno, productivo y decente para todos, con el fin de abordar de manera efectiva pobreza y desigualdades socioeconómicas.
Por ello, los planes nacionales de desarrollo de nueva generación y/o de recuperación de la pandemia están incluyendo cada vez más entre sus objetivos prioritarios aspectos de trabajo decente. En consonancia, algunos países están también actualizando, o inmersos en el proceso de diseño, de su Política Nacional de Empleo, que requieren estrategias de financiación para su ejecución a medio y largo plazo.
A nivel multilateral, el Acelerador Mundial de Empleo y Protección Social para una Transición Justa, una iniciativa del Secretario General de la ONU puesta en marcha en 2022, encarna la respuesta de todo el sistema de las Naciones Unidas a estos retos y tendencias globales. Su objetivo es canalizar las inversiones a nivel nacional hacia una recuperación generadora de empleo utilizando marcos de financiación nacionales integrados (INFF) para catalizar recursos financieros. Es de esperar, por tanto, que un número creciente de países integre gradualmente la Agenda de Trabajo Decente en las estrategias nacionales de financiación resultantes del marco INFF.
Para apoyar a aquellos gobiernos que estén liderando un proceso INFF y que busquen financiar objetivos de trabajo decente, o cualquier otro objetivo de desarrollo con algún factor de o impacto en el trabajo decente, y que deseen preservar los logros alcanzados en el mundo laboral, la OIT y el PNUD han desarrollado un documento de orientación. La guía busca facilitar una perspectiva de trabajo decente en los componentes básicos de un INFF , y orientar la inclusión en el diálogo social asociado de gobiernos, constituyentes nacionales y socios internacionales involucrados.
Si bien la aplicación práctica diferirá según el contexto y las ambiciones del país, la guía ofrece ideas para inspirar, a través de una serie de preguntas orientativas, la manera de integrar políticas y marcos institucionales de trabajo decente en el proceso INFF, e identificar necesidades de asesoramiento, asistencia técnica y capacitación. Estructurada en torno a los componentes básicos de un INFF, la guía también ofrece una selección de recursos y herramientas para el análisis y la planificación, e ilustraciones de países. La sección de Evaluación y Diagnóstico se enfoca en las siguientes áreas del trabajo decente:
- Finanzas públicas para un crecimiento económico generador de empleo
- Inversión en protección social
- El papel del sector financiero en la promoción del trabajo decente
- Fomento de la sostenibilidad de empresas y trabajo
- Fomento de vías para la formalización
- Inversión en acciones para el clima en favor de un trabajo y una transición justos
- Promoción de la normativa laboral
La guía es un documento vivo que se beneficiará y enriquecerá con las lecciones que vayan surgiendo de las experiencias de diferentes países integrando el trabajo decente en el INFF.